Un terapeuta canino en Vila-seca

Sua aún no ha cumplido un año. Es una perrita golden retriever. Cada jueves, desde que tenía cuatro meses, visita la Residència Vila-seca. Forma parte de la terapia asistida con animales que el centro organiza desde julio del año pasado. «Nos gusta mucho que venga. Nos da alegría. Su presencia me motiva y me ayuda a hacer los ejercicios de rehabilitación», dice Ana Parra, que lleva dos meses esforzándose para superar sendas fracturas de cadera y fémur. Sua la acompaña cada semana en su proceso para mejorar la movilidad.


Josefa tiene parkinson. Se sienta frente a la perrita y le pasa unos aros por la cabeza. Sua aguarda quieta hasta que acaba.  Luego se acerca a ella. «Le encanta que la acaricie», afirma Josefa sonriente. Sua es muy obediente. Hace caso a todo lo que le dice Víctor Vargas, su dueño y el terapeuta ocupacional que está al frente de este proyecto. «Para ella esto es un juego. Está adiestrada desde pequeñita. Es muy inteligente y sensible y tiene un aspecto muy afable», asegura Vargas.Cada sesión dura unos 25 minutos. Pueden ser individuales o en grupo. Sirven para estimular la memoria a corto plazo, la atención, el lenguaje, la sensibilidad, los movimientos de los brazos y las manos...

«Es un proyecto interdisciplinar: participan psicólogos, educadores sociales, fisioterapeutas, médicos, enfermeras... Pretende utilizar el vínculo que se establece entre el usuario y el perro para trabajar objetivos específicos de una manera más rápida y motivadora», explica Vargas.

Reduce la ansiedad «Los usuarios –continúa– mejoran la orientación temporal, favorece el ejercicio físico y la socialización, reduce considerablemente la ansiedad en personas con demencias avanzadas y trae, por unos momentos, alegría al centro».

«La terapia asistida con perros mejora la calidad de vida. Se pueden beneficiar personas con problemas a nivel físico (con parkinson, por ejemplo); cognitivo (alzheimer); emocional (depresiones, ansiedad); conductual (problemas de agresividad derivados de demencias) o social (problemas de socialización)», comenta Sílvia Mirete, directora de la Residència Vila-seca.

El repertorio de ejercicios es muy amplio. «Con personas en la cama con diagnóstico de demencia senil avanzada se trabaja la estimulación sensorial tocando las diferentes partes del cuerpo del perro. Y para mejorar el arco articular de una persona con fractura de muñeca se realiza la actividad de peinar a la perra», señala Mirete.

El centro está llevando a cabo un estudio de los aspectos psicobiológicos «que demuestra que la terapia asistida con perros reduce considerablemente la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y los niveles de cortisol y triglicéridos», apunta Vargas.
Motivación e implicación La Residència Vila-seca desarrolló anteriormente otro proyectos de terapia asistida con pájaros ninfas enfocado a la planta psicogeriátrica. También realizó actividades con gallinas y galgos 112.

«Dada la evidencia de los beneficios que aportan los animales nos planteamos formar a un profesional del centro en terapia asistida con perros y ofrecer un perro de terapia en la residencia. Fomenta la motivación, implicación y participación de los usuarios y los trabajadores del centro», concluye Mirete.

Fuente: Javier Díaz Plaza diariodetarragona.com