Reconocer algunas emociones animales (perros,gatos,conejos…)

Para interpretar el comportamiento de los animales hace falta práctica, señala Thomas Riepe, presidente de la Asociación de Psicólogos Caninos de Anröchte, en el estado federado alemán de Renania del Norte Westfalia.

¿Qué le pasa a mi animal de compañía? Una pregunta a la que se enfrentan los propietarios muchas veces sin respuesta. Aunque no puedan hablarlo con su perro, su pájaro o su pez, a menudo un movimiento de cabeza, de una pata o un bufido permiten intuir lo que sienten.



"Quien tiene por primera vez un perro suele sacar las conclusiones equivocadas", según Riepe. Por ejemplo, mover la cola suele asociarse a la alegría, pero "en general lo que significa es que el animal está agitado y puede ser que esté nervioso".

En cambio, cuando la cola cuelga sobre el suelo, el perro está tranquilo. Riepe contradice también el dicho de "perro que ladra no muerde". "Si el perro que ladra muestra los dientes, levanta la cola y fija su atención, está furioso y busca confrontación.En ese caso no hay que azuzarlo".

Si el perro está nervioso y por ejemplo no quiere que lo acaricien, gira la cabeza. Si en cambio quiere que le hagan caso, levanta las patas. Los perros tristes o asustados aúllan, pliegan la cola bajo la panza y doblan las patas.

Si un perro está bajo estrés se ve en la forma de dormir. Si la cabeza se apoya a un lado, se siente bien, pero si sólo la barbilla toca el suelo, el animal puede estar tenso.






También los gatos manifiestan sus forma, no siempre clara, para los humanos. Mostrarle a alguien el trasero no es sinónimo de aprecio entre los humanos, pero es la forma en que los gatos expresan que alguien les cae muy bien. "Muestran así sus glándulas odoríferas, lo que significa mucha confianza y que se sienten bien", señala Katja Rüssel, psicóloga de gatos en Múnich.



Otras formas de manifestar que están felices es ronronear, maullar alegremente, una cola erguida y las orejas hacia adelante.

Si el gato resopla, arquea el lomo y abre mucho los ojos, tiene miedo. "También las orejas inclinadas hacia un lado son un signo de que no están del todo bien", indica Rüssel. Si se lo quiere acariciar pero el animal mueve la cola de un lado a otro es mejor no insistir, porque está nervioso.

Cuando quiere llamar la atención de su dueño se frota contra sus piernas. Un motivo de preocupación es cuando el gato se limpia poco o rara vez. "O bien está muy alterado o tiene una enfermedad", alertar al especialista clínico

Los conejos que no están bien también emiten un sonido agudo y abren mucho los ojos, afirma la psicóloga de animales Gabriela Zuske. Si están contentos no paran de roer o ruedan de un lado a otro en el suelo.

Cuando un conejo toca al dueño con la nariz suele ser un signo positivo, pero "si está en brazos y lo golpea con fuerza, puede querer decir que desea que lo dejen en paz".

Si se siente amenazado golpea con la pata y levanta la cola. Si lame el dedo del dueño, es que le tiene mucha confianza, pero si lame con intensidad y tiene mucho apego, puede querer decir que necesita un compañero.

Con los pájaros es muy difícil reconocer las emociones, señala Sonja Kling, veterinaria especializada en aves. "Son animales muy estoicos".

Para la tristeza hay ciertos indicios. "Comen menos y dejan de cantar". "Cuando los papagayos dejan de hablar o los pájaros se arrancan plumas, también es una mala señal y “un síntoma de estrés agudo, según Kling. O bien están en duelo por la pérdida del compañero o traumatizados por otros sucesos que para el humano es inapreciable. El tamaño de las habitaciones debe ser lo suficiente grande para que puedan ejercitar las alas y así obtener calidad de vida.

Cuando están contentos cantan alto y mordisquean juguetones a sus dueños. Cuando abren el pico como si bostezaran y alargan las alas no es que tengan sueño, sino calor. "De esa manera regulan la temperatura".

En el caso de los peces, es muy complicado interpretar sus emociones, debemos prestar especial interés al enriquecimiento ambiental, señala la veterinaria Zuske.

Por Samuel Acker (dpa)