DIVULGACIÓN CIENTÍFICA CANINA
¿Por qué tratamos a los perros como hijos?. Nuevo estudio en Massachusetts
Considerando que un perro es un miembro más de la familia, en nuestra relación diaria, se activan zonas cerebrales comunes a los hijos, aunque con algunas diferencias específicas.
Investigadores del Hospital General de Massachusetts se hicieron la pregunta de ¿hasta qué punto la relación humano-animal doméstico refleja la relación padres-hijos?.
El estudio publicado en PLoS ONE contribuye a responder a esta pregunta, investigando si las zonas que se activan en el cerebro son diferentes cuando una mujer ve a sus hijos o a sus perros.
Los beneficios de tener animales de compañía
“Los animales no humanos tienen un lugar especial en los corazones y las vidas de muchas personas, se están recopilando pruebas convincentes en los estudios clínicos y de laboratorio que la interacción con animales puede ser beneficiosa para el bienestar físico, social y emocional de los seres humanos“, dice Lori Palley, DVM, del Centro de Medicina Comparada del Hospital General de Massachusetts, co-autor del informe.
“Varios estudios anteriores han encontrado que los niveles de neurohormonas, como la oxitocina – la cual está involucrada en la vinculación de la pareja y el apego materno – aumentan después de la interacción con los perros, las nuevas tecnologías de imágenes cerebrales están ayudando a comenzar a entender las bases neurobiológicas de la relación“.
Más información sobre la interacción de la oxitocina y el vínculo
Con el fin de comparar los patrones de activación del cerebro involucrados en el vínculo humano-animal, con los provocados por el vínculo materno-infantil, el estudio reclutó a un grupo de mujeres con al menos un niño de 2 a 10 años de edad y un perro que había estado en el hogar durante dos años o más. La participación consistió en dos sesiones, la primera fue una visita a la casa durante la cual los participantes completaron varios cuestionarios, incluidas las relativas a sus relaciones tanto con sus hijos y el perro. Los perros y niños también fueron fotografiados en cada casa.
La segunda sesión tuvo lugar en el Athinoula A. Martinos Center for Biomedical Imaging en MGH, donde se llevó a cabo la resonancia magnética funcional (fMRI). La resonancia indica los niveles de activación de las estructuras cerebrales específicas, mediante la detección de cambios en los niveles de flujo de sangre y oxígeno. Los participantes se encuentran en un escáner y ven una serie de fotografías.
Las fotos incluían imágenes del propio hijo de cada participante y del propio perro, alternándose con las de un niño desconocido y un perro que pertenece a otro participante en el estudio. Después de la sesión de exploración, cada participante completó evaluaciones adicionales, incluyendo una prueba de reconocimiento de imagen para confirmar que había prestado atención a las fotos que se enseñaron durante la exploración, varias imágenes de cada categoría se muestran durante la sesión, sobre los factores relacionados con agrado y emoción.
De 16 mujeres inicialmente inscritas, sólo 14 proporcionaron la información completa y estuvieron disponibles sus datos de RM. Los estudios de imágenes revelaron similitudes y diferencias en la forma, regiones importantes del cerebro reaccionan a las imágenes de los hijos y perros propios. Las áreas importantes para funciones tales como la emoción, la recompensa, la afiliación, el procesamiento visual y la interacción social, mostraron una mayor actividad cuando los participantes vieron a su propio niño o su propio perro.
Sin embargo, una región conocida por su importancia para la formación de vínculos - la sustancia negra / área tegmental ventral (SNI / VTA) – se activa sólo en respuesta a las imágenes del propio hijo. Por otra parte, el giro fusiforme, que está implicado en el reconocimiento facial y otras funciones de procesamiento de gráficos, mostró una mayor respuesta a las imágenes de los perros que a las de los hijos.
“Aunque se trata de un estudio pequeño que no puede aplicarse a otros individuos, los resultados sugieren que existe una red cerebral común importante para la formación de vínculo de pareja y que se activa cuando las madres vieron imágenes de cualquiera de sus hijos o de sus perros”, dice Lucas Stoeckel, PhD, Departamento de Psiquiatría, co-autor principal del informe.
“También observamos diferencias en la activación de algunas regiones que pueden reflejar la variación evolutiva en la función de estas relaciones. Por ejemplo, al igual que el SNi / VTA, el núcleo accumbens ha mostrado tener un papel importante en lazos de pareja, tanto en estudios de animales humanos como no humanos. Pero esa región mostró una mayor desactivación cuando las madres vieron imágenes de su perro, en lugar de una mayor activación como fue en respuesta a las imagénes de sus hijos, como uno podría esperar. Pensamos que la mayor respuesta de la circunvolución fusiforme a las imágenes de los perros, son representativas y con mayor dependencia a señales visuales que verbales, entre la comunicación entre humanos y animales”.
El co-autor Randy Gollub, añade: “El fMRI es una medida indirecta de la actividad neuronal y sólo se puede correlacionar la actividad cerebral con la experiencia de un individuo. Será interesante ver si los futuros estudios pueden probar directamente si éstos patrones de actividad cerebral se explican por las funciones cognitivas y emocionales específicos, implicados en las relaciones entre humanos y animales. Además, las similitudes y diferencias en la actividad cerebral reveladas por neuroimágenes funcionales pueden ayudar a generar hipótesis que proporcionan finalmente una explicación de las complejidades subyacentes en la relación humano-animal”.
Los investigadores señalan que se necesitan más investigaciones para replicar estos hallazgos, con una muestra mayor y para ver si se ven en otras poblaciones – como las mujeres sin hijos, padres y madres de niños adoptados – y en las relaciones con otras especies animales.
Combinando los estudios de resonancia magnética funcional con medidas de comportamiento y patrones fisiológicos, podría obtenerse evidencias para apoyar una relación directa entre la actividad cerebral observada y las funciones pretendidas.
En conclusión parece ser que tratar a nuestros perros como un verdadero hijo está justificado neurobiológicamente, así que tendremos que pensarlo antes de llamar a alguien loco por tratar a sus perros de forma especial.
Fuente: PlosOne
Abstract
Neural substrates underlying the human-pet relationship are largely unknown. We examined fMRI brain activation patterns as mothers viewed images of their own child and dog and an unfamiliar child and dog. There was a common network of brain regions involved in emotion, reward, affiliation, visual processing and social cognition when mothers viewed images of both their child and dog. Viewing images of their child resulted in brain activity in the midbrain (ventral tegmental area/substantia nigra involved in reward/affiliation), while a more posterior cortical brain activation pattern involving fusiform gyrus (visual processing of faces and social cognition) characterized a mother's response to her dog. Mothers also rated images of their child and dog as eliciting similar levels of excitement (arousal) and pleasantness (valence), although the difference in the own vs. unfamiliar child comparison was larger than the own vs. unfamiliar dog comparison for arousal. Valence ratings of their dog were also positively correlated with ratings of the attachment to their dog. Although there are similarities in the perceived emotional experience and brain function associated with the mother-child and mother-dog bond, there are also key differences that may reflect variance in the evolutionary course and function of these relationships.